Por María Calvo | Fotos: Phelipe Eizaguirre

Entre nórdico, industrial y moderno, así es este piso del centro de Bilbao después de haber pasado por el particular filtro de Ane Moratalla y Fernanda Lima, las interioristas del estudio Moralima Studio. Las nuevas generaciones han cambiado las normas, mezclando, reinventando, haciendo uso de materiales denostados y de una paleta de color sin complejos. La nueva identidad del estilo industrial se presenta así, dejando al descubierto materiales originales como el hormigón y combinándolo con maderas para crear nuevos espacios. En este caso, la reforma integral fue petición de una mujer que quería hacer de ese piso un refugio a capricho y amoldar ese espacio anticuado de 70 metros cuadrados a sus necesidades actuales. Las interioristas vieron claras todas sus posibilidades.

Moderno

Hablamos de uno de esos pisos con una ubicación excelente en el corazón de la villa. Una vivienda, sin embargo, en la que el tiempo ha hecho mella, quedando obsoleta tanto a nivel distribución, como decorativo. Sin embargo, si de algo puede presumir el edificio es de excelente altura y mejor orientación, por lo que las interioristas vieron en la luz natural que entraba a raudales por todas las estancias un elemento vital para exprimirlo al máximo y dar una vida a este hogar.

Las nuevas directrices del interiorismo apuntan en una misma dirección: la de eliminar tabiques, puntos muertos y elementos que entorpezcan el paso con el fin de conseguir espacios más grandes, diáfanos y con una fluida circulación entre las estancias, en las que una buena iluminación sea el hilo conductor que las conecte entre ellas. Partiendo de esta base, las interioristas, que cuentan con estudio en Bilbao y en Londres, hicieron de este viejo y mal compartimentado un espacio mucho más abierto y luminoso.

Industrial

La antigua distribución se componía de un baño mínimo, un salón recoleto, una cocina generosa y tres habitaciones que no se adaptaban para nada a las necesidades de su nueva inquilina. Ella solo quería dos, una para convertirla en dormitorio y otra que hiciera las veces de despacho para el teletrabajo o cuarto de invitados con sofá-cama. Además, quería que el salón fuera mucho más amplio y girara en torno a una gran librería donde poder ubicar buena parte de su biblioteca, dado que puede presumir de ávida lectora. Por último, quería tener un pequeño trastero para poder guardar maletas, material de limpieza y objetos que no quería que estuviesen a la vista.

De este modo, se tiró el tabique del salón que colindaba con una de las habitaciones, con el fin de ganar metros para este espacio principal de la casa. A su vez, movieron la cocina de sitio, redujeron su tamaño y consiguieron sacar una barra muy cómoda para su uso diario. Al reducir este espacio, lograron sacar un baño más amplio y un trastero.

Así se definió un piso mucho más diáfano y estético, con toques de tendencia que recuerdan a un renovado estilo industrial. Esta corriente que parecía haber muerto de éxito o hastío, se repite redefiniendo sus propias normas. De nuevo, se dejan al descubierto revestimientos que hace años habrían parecido disparatados para un interior. Al tirar tabiques, se descubrieron unas vigas de hormigón que decidieron conservar como mero elemento decorativo y definitorio del espacio, algo recurrente últimamente en el sector.

Nórdico

Esta casa, por tanto, es un diálogo entre el estilo industrial y el nórdico, ya que para rebajar la dureza visual del hormigón se introdujeron maderas en los acabados, color blanco en las paredes como color predominante y pinceladas de color en los accesorios decorativos. «En cuanto al estilo, nuestra clienta tenía claro que quería una casa de tonos neutros en paredes, cocina y carpintería, pero a la vez quería una decoración alegre y cálida». Tomando estas premisas y tirando de creatividad, consiguieron dar forma a los deseos de la propietaria introduciendo toques mostaza, rosas y verdes y en los accesorios, tapicerías y textiles, formas redondeadas en las piezas auxiliares y muebles de líneas limpias y sencillas.

Las interioristas dieron vida al salón con muebles de Kave Home, La Redoute y Westwing, combinándolo con cojines de El Telar de Bilbao, Westwing y un puf de Kenay Home. El panel de rayas verticales que escolta la televisión está hecho a medida, mientras que el mueble y la librería, también a medida, son de Desuka Cocinas y Armarios.

La habitación principal, decorada en rosas y verdes, tiene un cabecero de Kenay Home, mesitas de noche de Thai Natura y ropa de cama de Zara Home, que alterna cojines de esta firma de Inditex con otros de TC Collection. Además, tanto aquí como en el despacho se ha puesto un papel pintado de El Telar de Bilbao que rompe con la estética del resto de la casa.


Artículo original publicado en El Correo en 19/07/2022.
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